4/12/2008

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La niebla caía sobre mis hombros, la estaba dejando tras de mí.
Me gustaba el crujir de la nieve a cada paso que daba o el ver como el vaho cálido se abría paso entre las partículas de aire gélido... Hacían que me sintiera vivo. Levanté la mira buscando ver mas allá de lo que me mostraban las nubes.
El atardecer hizo que el cielo se tornara color cereza. Tras las casas se escondía el sol dejando a las mismas bajo penumbra absoluta. Reparé un momento...
-Tengo que regresar a casa... ¿pero a qué casa?...
Mi mirada titubeó, giré la cabeza a izquierda y derecha. Me había perdido.

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